RASMUS SØRENSEN with ALEXANDER CLAFFY
& KENDRICK SCOTT, Balancing Act (April Records, 2024)
El joven pianista danés Rasmus Sørensen publicó en marzo dos álbumes distintos el mismo día, uno grabado en Dinamarca y otro en los Estados Unidos. En ambos se perciben su creatividad sin miedo, fruto de la juventud, y su inquietud por encontrar una voz propia. Nacido en una familia de músicos y criado en el medio rural en el norte de Dinamarca, se mudó a Suecia para estudiar un programa de jazz en la Skurups Folkhögskola con 19 años.
Haciéndose un hueco como pianista, compositor e improvisador, Rasmus Sørensen empezó a trabajar como profesional en Copenhague durante un año para después marcharse a Nueva York para estudiar becado en la Escuela de Música de Manhattan, donde ha tenido profesores como Stefon Harris, John Riley, Lenny White... y donde ha tocado en lugares tan prestigiosos como The Jazz Gallery, Smalls Jazz Club, Mezzrow, Cafe Bohemia, 55 Bar y Ornithology Jazz Club. No es poco.
Hablemos de Traits. Cronológicamente es el primero de los dos álbumes. Fue grabado en el FinlandStudio, de Aarhus (Dinamarca) los días 16 y 17 de agosto de 2021 con Rasmus Sørensen al piano, Jon Henriksson al contrabajo y Francesco Ciniglio en la batería. Lo primero que percibimos en la escucha es un pianista con un fraseo potente y personal, juegos armónicos y mucho color, tanto en su manera de esbozar melodías a medias para crear tensión como cuando el ritmo exige largos discursos y progresiones de acordes. Con ese aire meditativo de los pianistas escandinavos, el setlist suena inspirador en todos sus temas, especialmente en el juego de tensión que mantiene todo el tiempo en el diálogo con sus músicos, da lo mismo que sea una composición íntima o que sea un tema festivo y rítmico ("Octagon"). Una vez escuchado el disco, Traits deja la sensación de una ambiciosa obra de juventud, un disco de debut que cumple todas las espectativas.
Balancing Act marca diferencias sutiles pero importantes. Grabado en Nueva York en 2023 con músicos americanos (Alexander Claffy al contrabajo y Kendrick Scott en la batería), contiene menos composiciones (la mitad que Traits) e incluso se permite versionar temas ajenos. El colorido cambia y el ritmo también. Scott y Claffy apelan a la tradición y Sørensen se une con maestría. Aquí las frases del piano son más largas y elaboradas, hay menos introspección y un virtuosismo más patente, especialmente en el piano de cola. Es un disco más americano en todos los sentidos, y lo sorprendente es la habilidad de ese Sørensen intimista y escandinavo para ponerse a la altura de las circunstancias. Lo logra con pericia, adaptándose al swing de sus músicos (dos grandes descubrimientos para este que escribe) con una gran intuición, imprescindible porque el disco fue grabado en una sesión de cuatro horas, sin ensayos y sin que los tres músicos hubieran tocado anteriormente juntos.
En Balancing Act las composiciones de Sørensen destilan ese aire neoyorquino del que hablamos (mención especial para la deliciosa "Blissful Ignorance"), pero también hay versiones, como la inicial "Is That So?" de Duke Pearson con la que inaugura el disco a todo tren, "Everything I Love" (Porter/Glover) y una versión de Coltrane ("Mr. Day"), donde despliega toda una serie de recursos que dan como resultado un tema espectacular.
Joven, visionario, con un lenguaje moderno pero accesible, Rasmus Sørensen es un pianista emergente a tener en cuenta.
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