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MANOUCHE Y MODERNO

MARIO POUSADA, Modern Gypsy (2021)

La primera vez que escuché tocar al guitarrista onubense Mario Pousada tenía 18 años y un virtuosismo hipnótico. Era un sitio pequeño y tocaba gypsy jazz a una velocidad endiablada. Ahora que debe rondar los 25 avalan su estilo una buena cantidad de grabaciones, la experiencia de los escenarios y una licenciatura en Jazz y Música Moderna en la Universidade Luisiada de Lisboa. 
El disco comienza con "Perdido", el clásico de Juan Tizol. Un chorus redondo, a tempo medio, donde participa el saxo tenor de Pablo Inda, sirve de pie a Pousada para hacer vibrar su guitarra durante cuatro minutos hasta una conclusión en la que guitarra y saxo cantan al unísono en un juego excitante y divertido. Todo el disco es así, una colección de standards llevados al terreno del jazz manouche en el que la voz de la guitarra acústica llena prácticamente todo. Pero no es todo gitano, hay múltiples influencias que se perciben a lo largo del disco y que aportan capas, guiños y ese tipo de tesoros que buscan los buenos aficionados al jazz.

El fraseo de Mario Pousada, limpio, preciso, alternando punteo y acordes, arrastra al oyente a través de síncopas picantes, una variada ración de notas de blues, baladas movedizas como "Polka Dots and Moonbeams", donde borda la melodía con una sensibilidad inesperada (con la colaboración de la sordina de Carlos Garrido), colores inesperados ("Mambo influenciado" de Chucho Valdés), notas rotas muy al estilo del maestro Django Reinhardt (por ejemplo en una increíble versión de Charlie Parker: "Segment"), virtuosismo a toda velocidad ("Lady Bird" de Tadd Dameron en tono gypsy)...

Fuente: Facebook
El disco concluye con "Interplay" de Bill Evans, un tema lento de arreglos gypsy donde el saxo alto de Sebastián González pone un contrapunto muy interesante al aportar con su solo un estilo muy neoyorquino, nada manouche, un tema con chorus al unísono donde se funden los estilos. Quizás el tema más interesante del álbum.

Pero la historia no termina aquí. Si quieren profundizar en las capacidades de este guitarrista, les cuento que en 2021 publicó otros dos discos, ambos inspirados por su amor a la música étnica del Este de Europa, que conjuga siempre con conceptos y armonías del jazz moderno: Doroga, junto al violinista ucraniano Marian Yanchyk, donde también toca el contrabajo, y Teneré, formando parte de Murat Project, junto al músico italiano Mario Loi. Cualquiera de ellos es recomendable, pero lo es más verlo en directo. Créanme.


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