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FRESCO Y CLÁSICO

JAVIER NAVAS, Fresh Start (2018)

Será por esto de que el mundo se ha parado durante todo un año, que nos están llegando ahora grabaciones publicadas antes de la pandemia. Y no una ni dos. La que tengo sonando en mis altavoces es un seductor y elaborado disco de un cuarteto de vibráfono y piano, algo tan inusual en el mapa del jazz español como placentero. El vibráfono es un instrumento lleno de posibilidades armónicas que Javier Navas explora como nadie, especialmente en los tonos más dulces, creando atmósferas llenas de color donde es fácil perderse. Lo vimos en directo en una ocasión y tiene esa capacidad arrolladora. Esperemos que, cuando todo esto pase, se nos permita ponernos al día en conciertos y no solo en grabaciones.  

Javier Navas es un músico andaluz que desarrolla su carrera entre la clásica y el jazz. Su sonido mira  a la modernidad pero también a la tradición. Sería tan absurdo compararle con los clásicos como negar que tiene influencias de los vibrafonistas que van del swing al hardbop pasando por el West Coast. Hay un rígido esqueleto de jazz clásico en todo lo que toca (sin negar que su sonido es moderno y brillante), pero Navas demuestra en cada tema que tiene una voz propia e identificable. 

Para todo esto, cuenta con un cuarteto de nombres muy valorados: Juan Galiardo al piano, Bori Albero al contrabajo y Dani Domínguez en la batería, a los que se suma en cuatro temas Enrique Oliver, nombre que suena cada vez más gracias a que va demostrando todo lo que puede dar de sí. 

En Fresh Start, como en su anterior Finally In My Hands (2016), hay temas especulativos, donde ritmo, repetición y progresiones armónicas buscan nuevos sonidos ("Vivir para mirar", "Cuando fuimos estrellas"). Otros temas del álbum fluyen más como baladas clásicas ("She Was Right"), especialmente donde aparece Oliver ("Sail Away" de Tom Harrell, el único tema del álbum que no ha sido compuesto por Navas). Hay algún tema más acelerado, como "El ritmo nos gobierna", exigente y donde el virtuosismo se une a la velocidad, o "Llegada imposible",  donde destaca Oliver en un solo tremendo. Pero, en general, Javier Navas demuestra durante todo el disco que dominar el ritmo no tiene nada que ver con la velocidad sino con la expresividad y la técnica. 

La cercanía y la diferencia entre dos instrumentos armónicos de percusión como vibráfono y piano se pone de manifiesto en el diálogo constante entre Navas y Galiardo, tanto cuando uno de los dos hace de acompañante como en los solos. La base rítmica del piano en "El buscador" es perfecta para la sonoridad del vibráfono y para el solo enorme que desarrolla Javier Navas con las mazas. Le sigue, como no podía ser de otra manera, un solo potente de Galiardo, como si hubiera recibido un desafío... 

En resumen, otro disco recomendable de Javier Navas, un músico que merece la pena escuchar con atención y, siempre que sea posible, en directo.





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* Foto de la web de Javier Navas: www.javiernavasmusic.com