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RITMO. ¡RITMO!

Brad Whiteley, Presence (Destiny Records, 2018)

Con una concepción original y superlativa del ritmo, el pianista Brad Whiteley nos presenta un disco original, donde desnuda las estructuras de ritmo, estructuras que luego se van vistiendo de jazz a cargo de un quinteto clásico (piano, guitarra, saxo, bajo y batería), con algún toque eléctrico y un inconformismo que rompe y recompone los temas constantemente.


Con su master en la Universidad de Indiana, este pianista y organista (sea órgano de tubos o Hammond B-3) tiene una amplia trayectoria en la sombra: ha hecho televisión (Jay Leno, David Letterman, Jimmy Fallon, entre otros), y ha sido organista de iglesia en el Bronx, teclista de pop (Regina Spektor, David Byrne) y en musicales de Broadway como Avenue Q... Su primer álbum como líder salió en 2014 (Pathless Land, también en Destiny Records). Su segundo álbum, Presence, con Michael Eaton al saxo tenor, Tom Guarna en la guitarra, Matt Pavolka al bajo y el veterano Kenneth Salters en la batería, tiene temas como este "Sunset Park", con ritmos que evolucionan, crecen, se apaciguan y explotan, y que, a la hora de improvisar, exigen una maestría y un interplay extraordinarios:


Desde las primeras notas del disco a cargo de la guitarra (Tom Guarna), con ese toque funk-rock y ese diálogo en contrapunto piano/guitarra, percibimos que las estructuras de ritmo son las que dominan los temas. Al fin y al cabo, el piano es un instrumento de percusión. Ritmos rotos ("Sinking Feeling"), cambiantes ("Demagogue") o que exigen una digitación de vértigo ("The Unwinding") son la nota distintiva de este álbum. La capacidad improvisadora de Whiteley y su banda se pone a prueba con estos arreglos pero el resultado es fluido y fácil de escuchar.

El disco termina con dos temas muy interesantes. "K Car Funk '83" no sólo tiene unos cambios de ritmos y unos arreglos complicados, no sólo tiene un solo de saxo a toda velocidad, con un Whiteley también disparado en el teclado sino que todos los músicos funcionan como una locomotora. Como en los tiempos del bebop pero sin "saltarse la ley", muy mainstream. El tema final es un tema ("A Dark Day") de ritmo sincopado a tempo medio, con un piano brillante y expresivo, estribillo pegadizo y final decadente y dramático.

Un disco recomendable. Brad Whiteley resulta un pianista imaginativo, ambicioso sobre las teclas, como un McCoy Tyner moderno.

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* Web oficial: bradwhiteley.com