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MONTREUX '77

Dizzy Gillespie Jam

Puede que si hiciera una gráfica de watios con los discos de Dizzy éste marcaría uno de los picos más elevados, valores estadísticos que, traducidos al lenguaje común, vienen a significar que es uno de sus discos que más me han hecho vibrar, no en vano reúne una jam como un grupo de gerrilla: Jon Faddis como segunda trompeta, Milt Jackson al vibráfono, Monty Alexander al piano, Ray Brown al bajo y Jimie Smith (no confundir con el teclista) a la batería. En resumen, una fiesta apoteósica que resume los logros estilísticos de un músico que seguía pisando fuerte tras treinta años de carrera.

Publicados por primera vez en 1989 por Original Jazz Classics, estos 46 escasos pero potentes minutos producidos por Norman Granz y grabados el 14 de julio de 1977 en el Casino de Montreux dentro de la programación del festival más importante de Europa son suficientes para comprender la carrera de Dizzy hasta entonces. Hay trazas de bebop mezcladas con mainstream, hardbop y ese color africano y folklórico que gustaba a Dizzy. Se puede leer parte de su biografía musical tema a tema, comenzando por "Girl of My Dreams", en el que la base rítmica Brown/Smith actúa de contenedor para que la balada no se convierta en una explosión de energía marca Dizzy (aunque éste se deja llevar por recuerdos bop en algunos momentos) hasta el pirotécnico final, con una versión de 10 minutos de "The Champ" en la que todos los músicos se salen. 

Lo único achacable al disco es el poco peso que aporta la presencia del que sería gran líder, compositor y educador Jon Faddis. Considerado discípulo y gran continuador del estilo de Dizzy, en el 77 Faddis era sólo un aprendiz de 24 años (aunque Dizzy, con 25 compuso "A Night in Tunisia" y un par de años después tenía como discípulo a Miles Davis) y es de suponer que no se atrevería a brillar por encima de su maestro en el escenario. Resulta paradójico que Dizzy llevara consigo una segunda trompeta en lugar de un saxo, pero era su estilo y también su forma de enseñar. Ambos conversan correctamente de tú a tú en la balada "Girl of My Dreams", comparten protagonismo de una manera muy equilibrada en "Get Happy" y en el medley que sigue, y discuten (siempre Faddis por debajo) en "The Champ" sin que generen más motivos de celebración que la energía del líder.

Elocuente foto de Tom Marcello en la que se puede ver a Jon Faddis y a Dizzy Gillespie en el Village Gate (1977)
Tengo amigos con los que siempre discuto sobre si jazz en disco o jazz en vivo. Yo defiendo el directo, el arte naciendo en el momento de la ejecución; mi amigo, los discos como la cura de los que estamos lejos de la fuente. Es evidente que el jazz en vivo, a pelo, de cerca y en directo, es la experiencia más completa que puede vivir un aficionado. En el jazz, sin embargo, esta distinción pierde sentido en muchas ocasiones porque son muchos los discos que, por buscar frescura o por ahorrar en gastos, se graban en clubs, en teatros o en estudio con todos los instrumentos a la vez, como si fuera en vivo, manteniendo ese espíritu y esa naturalidad que se oye en directo. En estos casos, sólo las repeticiones y las múltiples tomas pueden arruinar esa sensación... El tema no es ése. El tema es que si tuviera que recomendar un disco de jazz en vivo siempre recomendaría el Montreux '77 de Dizzy Gillespie.

Un ejemplo: