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ALFONSO MEDELA

Siete colores, siete sones

Fue en el periodo de entreguerras cuando muchos americanos del Sur emigraron a los Estados Unidos y se enrolaron en las orquestas de jazz. Desde el inusitado protagonismo de Juan Tizol en la orquesta de Duke hasta la primera hermandad entre Dizzy y Machito, pasando por las grabaciones de Stan Getz con los Gilberto hasta la asunción del son cubano de Buena Vista Social Club como parte de la Historia del Jazz, los aficionados hemos oído ritmos y sonidos bien distintos. Alfonso Medela, premiado pianista gallego, parece querer reunir todas estas tendencias en su nuevo trabajo como líder, Seven Colours

Puede que la portada del disco les haya desorientado antes de comenzar a leer esto. Chico guapo en la portada, look europeo, siete colores... Pero el arco iris del título no es sino una metáfora del sincretismo sonoro de su contenido (número cabalístico incluido) al que ayuda la variedad de músicos que participa en la grabación: los cubanos Carlos Puig (trompeta) y Segundo Mijares (saxo tenor) y el venezolano Papito (percusión) forman septetos y tríos con el pianista y con Víctor Correa (trombón), Héctor Rojo (bajo), Jesús Prieto ‘Piti’ (guitarra), Diego Mosquera (bajo y guitarra) y Carlos Carli (batería). 

Superada la desconcertante portada y el abrumador diseño del interior del libreto, uno puede descubrir en esta decena de instrumentales toda esa música de la que hablábamos: sones cubanos alternados con progresiones rítmicas muy mainstream ("Montuno y sabor latino"), guiños a todos los estilos (merengue, bolero, danzón...), buen trabajo de síncopas para acentuar composiciones que aprueban definitivamente el examen de la primera escucha, un amplio abanico de ritmos que van desde el bolero al son, buenos músicos (con el gran Carlos Carli haciendo un trabajo ajustado pero brillante) y, sobre todo, temas que seguro darán más de sí en directo.

Lo más flojo del disco son las baladas, algo pasajeras en comparación con los edificantes ritmos de los otros temas, salvo (quizás) la inspirada "Agasallo", que, paradójicamente, es el único tema que no suena latino; más bien recuerda a baladas post-bop, con una trompeta (Carlos Puig) casi mágica. 

La forma de tocar de Alfonso Medela es la de un pianista clásico, europeo, que compone con inspiración latina, también la de un intérprete brillante y exacto, demasiado exacto y brillante, para ser más concretos, lo que, al contrario de añadir atractivo, nos obliga a comparar con el jazz que viene de Cuba (por ejemplo) y nos hace sopesar el valor de aquellos sonidos, auténticos por definición, que suenan más rudimentarios, menos técnicos, menos profesionales pero también más raciales.


Aunque se llamó primero afro-cubop, luego samba jazz, bossa nova y hoy jazz latino, las influencias de los folklores latinoamericanos han conseguido entrar en el jazz porque su origen eminentemente africano se presta a la síncopa y porque sus polirritmos encajan en la misma esencia del jazz negro. Esta improbable (aunque factible) alquimia entre blue notes y ritmos calientes es lo que encontrarán en Seven Colours, a pesar de que el músico pretenda descargarse de responsabilidades en el texto del libreto excluyéndose de la etiqueta de jazz latino porque “no sería justo molestar a los más puristas y eruditos”. No se pierdan “Pa lante” ni, por supuesto, "Montuno y sabor latino". 

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** Se pueden oír todos los temas aquí.