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ANTHEM

Homenajes y otros motivos para hacer buen jazz

Hacer un disco-homenaje o un disco basado en un desastre que ha conmocionado a la sociedad, como por ejemplo el huracán Katrina, suena oportunista. Esto no es discutible. Lo discutible es la motivación. La de Christian Scott es emocional, sin duda alguna, a la manera en que lo han hecho también Terence Blanchard con este mismo tema: A tale of God's will (A requiem for Katrina) (Blue Note, 2007) y Allen Toussaint con The bright Mississippi (Nonesuch, 2009). Hacer un buen disco es lo que importa, en definitiva, y creo que Christian Scott casi lo ha conseguido con su Anthem (Concord, 2007).

Digo casi porque, en mi constante búsqueda de trompetistas actuales, prácticamente sólo encuentro hijos putativos de Miles. Esto, que puede ser una virtud más que un defecto, produce resultados extraños, como el tipo de fusión jazz-rock-electrónica que abunda en el disco de que hoy hablamos. Miles fue un innovador, un descubridor, un visionario, pero cuánto daño ha hecho a los que no se deciden a aceptar el canon jazzístico y se permiten "innovar" cuando están faltos de ideas.

Falto de ideas no está precisamente Christian Scott. Su trompeta (a veces corneta, a veces fiscorno) escapa a esta crítica a los músicos sin inspiración. El (a menudo) sonido minimalista de Scott nos devuelve la inspiración de Miles con un toque nuevo. Es un músico que siempre quiere ir más allá de lo que está en el panorama. Su disco, conceptual y por tanto justificable, se mueve dramáticamente en torno a la narración del desastre con estos dotes y esta forma de entender el jazz.

Comienza con un tema elocuentemente titulado "Litany Against Fear", repetitivo como una oración (una letanía) y donde la fusión se hace presente. El siguiente tema es "Void" y se mueve lentamente apurando los silencios como parte de la composición. Es el vacío que precede a la tempestad. Unas notas de piano, dramáticas, dan paso a "Anthem (Antediluvian Adaptation)", que nos quiere mostrar Nueva Orleans antes del desastre, con toques que auguran que algo inevitable va a ocurrir. Desde ahí hasta su versión "Anthem (Post Diluvian Adaptation)" ocurre todo. Fusión, toques de rock, emoción contenida, ritmos rotos, melodías conmovedoras. ¿Es nuestra conciencia de conocer de antemano los hechos o es la música que nos inspira?

Puede que Anthem no se convierta en uno de mis discos preferidos (prefiero su Live in Newport) pero es de esas grabaciones que no dejan indiferente. Aunque conceptual, está lleno de matices y estilos, un puzzle que incluye temas como "Re:" donde el ritmo nos remite al hip hop, ámbito donde Christian Scott colaboró con Mos Def y Jill Scott, o la deliciosa balada "Katrina's Eyes", un relato instrumental, reconfortante, en el que el trompetista dice haber querido expresar lo que se siente al ser mirado por una hija. En medio de un desastre no es poco consuelo. Como escritor, valoro la intención del músico al intentar expresar algo tan difícil de decir. Él esperó dos años para grabar este disco. Nueva Orleans sigue esperando que muchos de sus barrios sean reconstruidos. El drama, por tanto, sigue ahí.

El personal del disco:
Christian Scott: corneta, trompeta, fiscorno, piano y trombón
Aaron Parks: piano, synth bass, Fender Rhodes y sintetizador
Louis Fouche: saxo alto
Walter Smith III: saxo tenor
Matt Stevens: guitarra
Esperanza Spalding: bajo
Luques Curtis: bajo
Marcus Gilmore: batería