LEONARD FEATHER

Testigo auricular de una Era

Leonard Feather (1914-1994) es probablemente el escritor que más ha influido y aportado al mundo del jazz, tanto es así que su trabajo como músico, productor y compositor quedó eclipsada por sus escritos. Quizás también el que más páginas haya publicado (sus liner notes en cientos de álbumes aumentan su bibliografía de una manera exagerada) pero me gustaría destacar que la publicación de su libro Inside Be-Bop en 1949 sentó cátedra y evitó que cientos de puristas escépticos pasaran por alto el bop, y contribuyó a convertirlo en un hito perdurable. Su primitiva pasión por el jazz cuando era adolescente se fue incrementando a lo largo de seis prolíficas décadas de textos, madurando un sentido crítico envidiable: en 1964 recibió el primer Grammy otorgado a un texto en el libreto de un disco. Fue por The Ellington Era. El humilde aficionado que firma este blog, que se defiende mejor con la ficción que con la crítica, está disfrutando de la lectura de uno de los libros de Feather: The Jazz Years: Earwitness to an Era (1986) que, traducido literalmente, podría sonar así: Los años del jazz: Testigo auricular de una Era

Espero que esta breve reseña les inspire escuchas, búsquedas, descubrimientos y ganas de jazz.

Leonard Feather dedicó seis décadas de su vida al jazz. En 1964, recibió el primer Grammy a las notas de un álbum.  Es doctor honoris causa en Berklee. Hizo radio, producción y publicó varios libros. The Jazz Years... comienza narrando su descubrimiento del jazz durante sus estancias adolescentes en París y Berlín., y sus excursiones al nada recomendable barrio de Whitechapel para comprar discos. Era el comienzo de la década de los 30:

Aun así, mereció la pena el viaje en autobús hasta Whitechapel para rebuscar entre pilas de novedades e invertir cuatro chelines y tres peniques (poco más de un dólar) en un fascinante nuevo disco de Duke Ellington llamado Mood Indigo, aun cuando la otra cara del disco estuviera dedicada a Benny Payne, un vocalista invitado de su orquesta, cantando "When a Black Man's Blue" (compuesta, por supuesto, por tres tipos blancos).

Por supuesto, conocer a Duke fue lo más grande de su carrera, y también su gran oportunidad, porque pudo trabajar para él.
Si estuviera bajo juramento y obligado a nombrar la época más feliz y fructífera de mi carrera, los diversos periodos en que trabajé para Duke Ellington, comenzando por 1942, vendrían inmediatamente a mi mente. Como le dije a Duke muchos años después, fue como si hubiera subido al Cielo e inmediatamente me hubieran nombrado secretario de Dios.
Duke Ellington, Leonard Feather, 
Nat 'King' Cole y Johnny Hodges (1951). 

No vamos a diseccionar las opiniones vertidas en el libro porque seguramente son más válidas y autorizadas que la mayoría de los que aquí opinamos, pero me gustaría dejarles algunos párrafos que no tuve más remedio que subrayar con vehemencia y algo de devoción.
La amistad entre Milton Mesirow (más conocido en Harlem y donde quiera que tuviera sus asuntos como Mezz Mezzrow) y yo era algo más allá de cualquier explicación racional. Él era un tradicionalista para quien el estilo Nueva Orleáns era virtualmente la única verdad del jazz; yo estaba más interesado por la evolución y, en los años siguientes, defendí el bebop que él despreciaba.

Y bien, tampoco es cuestión de contarles todo el libro. Leonard Feather es prolífico en detalles (como lo es en libros, y cualquiera valdría para ahondar suficiente en el mundo del jazz) y sólo he leído unas cien páginas. Les dejo con una cita que, por su ironía y por el cariño que le tengo a Fats Waller, hará que vuelva con una sonrisa a la lectura de The Jazz Years.


Había oído rumores de que Fats grababa con la ayuda de una botella de ginebra a cada lado del piano. El mito pronto fue desmentido: sus requerimientos eran, en realidad, una jovencita sexy a un lado y una botella de brandy al otro.

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* Página oficial: www.leonardfeather.com