¿HAY UN JAZZ POST-POST-MODERNO?

ACORDES Y DESACUERDOS (XXIX)

La primera vez que se usó el término postmodernismo fue en arquitectura. Hoy todo evoluciona arrollando a la propia evolución y necesitamos términos como post para todo. Hablando de jazz, ¿cómo definir la modernidad o, aún más complicado, la post-modernidad? La esencia del jazz es la modernidad, la continua evolución. Sí, es cierto, hubo rupturas importantes con el pasado (el bebop, el free, la electrificación del jazz...) pero ya todo parece tan mezclado (la promiscuidad, en palabras de Chema García Martínez) en tanto que conviven en el panorama jazzístico estéticas dispares y movimientos que avanzan tanto hacia atrás como hacia delante. ¿Cómo identificamos, entonces, lo moderno? Y la peor pregunta: ¿hacia dónde avanza el jazz hoy día?


I.
En el denso The Essential Jazz Records Volume 2: Modernism to Postmodernism, de Max Harrison, Charles Fox, Eric Thacker y Stuart Nicholson, se definen algunas líneas del postmodernismo en el jazz a partir de conceptos de Nietzsche (el caos de la vida moderna y su intratabilidad ante el pensamiento moderno), incidiendo en este capítulo en el collage como modo de superponer distintos mundos (y cultura, añadimos) en diversos ámbitos artísticos mientas que... 
...en el jazz el músico de jazz postmoderno expropió y transformó prácticas, fragmentos y "significantes" de diferentes, a veces ajenas, músicas y culturas, y las realojó dentro de su propio expresionismo. En particular, el postmodernismo no intenta legitimarse en referencia al pasado, una de las características del revival del bebop en los 80 y los 90.
En otro párrafo, podemos leer:
En contraste, la propuesta postmodernista era que el modelo esencialmente teleológico de evolución coherente había pasado a ser una variedad de contribuyentes individuales que se negaban a congregarse alrededor de la seguridad de los cánones establecidos y que, en cambio, creaban e interpretaban sus propias, a menudo altamente individualistas, interpretaciones del jazz, inspirándose en una variedad de fuentes que a menudo estaban más allá de la música. Fue con este feroz acercamiento de tan variadas referencias, declaraciones de la Era de la Información tomadas de culturas extrañas y descontextualizadas por yuxtaposición, como crearon "Lo Nuevo".

II.
En concepto viene corroborado en algunos de sus matices en un artículo titulado "El jazz en 2010. Informe de situación" incluido en el libro In-fusiones de jazz (2010, Arte/facto, Sevilla) del siempre analítico Chema García Martínez:
El jazz de la posmodernidad obra a partir de materiales de segunda mano combinados entre sí para producir un espejismo de novedad. La era de los "ismos", también en el jazz, es cosa del pasado.  El músico de jazz de 2010 ha renunciado a pensar en futuro. 
Y luego añade:
El jazz del siglo XXI es una música sin ideologías ni líderes. Una manifestación artística atomizada perfectamente inocua y absolutamente alejada del espíritu promiscuo que definió las décadas precedentes. 

Conclusión fuera de tono. El free jazz o jazz atonal o jazz post-post-moderno (a muchos se les atraganta aquello que no tenga etiqueta) es muchas veces como ver a los jugadores del Real Madrid y del Barça jugando al fútbol playa. No hay velocidad ni grandes regates ni pases precisos ni una visión coherente de grupo ni armonías ni...  pero, en el fondo, sabes que es jazz. 


La pintura de más arriba es White Light (1954) y pertenece a Jackson Pollock, pintor libre y siempre más allá del modernismo que, sin embargo, pintaba oyendo jazz clásico, solía declarar, razón por la cual el MoMA publicó en 1999 una recopilación con su nombre y los temas que solía escuchar: