PROFANOS Y EXTRATERRESTRES

ACORDES Y DESACUERDOS (XIII)


Según la Wikipedia, el dixieland es la versión blanca del jazz de Nueva Orleans. Esta especie de discriminación, que no se basa inicialmente en cuestiones estilísticas, adquiere según quien la use tonos despectivos. La pregunta sigue ahí después de un siglo, ¿pueden los blancos hacer jazz? La invención de las vanguardias, del jazz moderno, del jazz electrónico y de ciertos experimentos europeos hacen pensar a este escribe que, en muchas ocasiones, lo que se vende como "jazz" no es más que una etiqueta vacía.

No, no se trata de un juicio genérico. Hay en las tiendas de discos, en el apartado donde siempre busco, más de un profano y más de un extraterrestre. Pero habría que marcar los ejemplos con lupa. Hay muchos tipos de jazz. Creo que los he probado todos. Sin embargo, hay algo que no perdono y es la falta de swing. Otro de los síntomas que padecen los sucedáneos de jazz blanco es la ausencia de síncopa, el exceso melódico, la falta de emoción que esto conlleva... sin añadir la enorme lista de músicos europeos que desconocen la quinta disminuida.

Encontrados los errores, diré en descarga de los músicos que hay mucho "infliltrado blanco" que ha sabido captar el sonido de Nueva Orleans (porque sí, para mí el jazz más auténtico es el hot) y esto es de celebrar. Para comenzar, el término dixieland nació de la Original Dixieland Jass Band, la banda blanca de Nick LaRocca, quien trataría de convencer años después a William Claxton de que "los blancos inventaron el jazz".
 
Otro ejemplo en contra: en Jazz at The Philarmonic tocaban músicos negros y músicos blancos. De Art Pepper, sin embargo, se reían sus propios músicos negros cuando les daba la espalda para hacer sus solos. Dave Liebman, por su parte, se sentía cohibido al ser el único blanco en la banda de Miles a comienzos de los 70. Cada uno en su estilo y en su época, Benny Goodman, Dave Brubeck, Gerry Mulligan y genios más actuales como Scott Hamilton, Joe Lovano o Tete Montoliu pueden codearse con sus colegas negros. ¿Dónde está entonces la polémica? Cada cual tendrá su opinión.

Saliéndome por la tangente, no me tiembla la voz al decir que la mayor parte de las músicas que se escuchan hoy en día parten de una raíz negra. Uno de mis músicos favoritos fuera del jazz es Sting, que camina habitualmente sobre una delgada línea entre estilos y que ha versionado una docena de standards, desde "My Funny Valentine" hasta "Someone to Watch Over Me". Estoy terminando de leer su biografía, titulada Broken music. En un capítulo, explica cómo fueron sus primeros contactos con el jazz, contactos que marcarían su forma de ver la música:
Escuchaba exhaustivamente a Dylan [...] También aprendí a apreciar el jazz a pelo. Entablé amistad con unos chicos del colegio mayores que yo que entendían lo serias que eran mis obsesiones musicales. Uno de ellos me dejó dos elepés de Thelonius Monk: Monk in Paris, live at The Olympia y Solo Monk. Al principio, me desconcertaron la complejidad angular de las melodías y la densidad de las armonías subyacentes, pero tenía el presentimiento de que había dado con algo importante. Seguí insistiendo [...] Volvía del colegio, ponía a Monk, empezaba a hacer los deberes y dejaba que la música me enseñara por ósmosis, mientras luchaba con alguna abstrusa prueba de geometría. Cuando escuché a Miles Davis y a John Coltrane, descubrí que aquellos músicos estaban explorando los confines de la comprensión humana como físicos en un laboratorio de sonido.
Y también cómo es su posterior relación con esta música:
No soy un músico de jazz -admite con humildad, a pesar de su curriculum-, pero me he aplicado a ese estilo lo suficiente como para entenderlo y desarrollar un lenguaje común con quienes se dedican a él.
Muchos que se llaman a sí mismos jazzmen quizás nunca consigan siquiera esto.