THE DRUM BATTLE

Gene Krupa & Buddy Rich at JATP

Me critican mis amigos que siempre hablo bien de los discos que comento en este blog. OK, es cierto. Porque no pienso molestarme en escribir acerca de los discos que no me han gustado, que también los hay. Ahí están el último de Kyle Eastwood, que tantas esperanzas me dio con su disco anterior, o Live at the jazz club, un recopilatorio de Ronny Scott (el propietario del famoso club) que no me gustó porque esperaba más, como esperaba más de ese experimento confundible con el jazz que es Madeleine Peyroux. Su Bare bones fue un regalo, como Enigmatic ocean de Jean–Luc Ponty. Mi primer disco de Ponty y contiene de todo menos jazz...

No suele defraudarme un disco de jazz. Por muy faltos de experiencia que estén los músicos o por muy poco inspirados que sean los temas, siempre ganan con la segunda escucha y con la tercera... El último que me ha defraudado es el disco The drum battle con Gene Krupa y Buddy Rich juntos, y no por otra cosa sino porque las expectativas que había puesto al hacerme con él eran demasiado grandes.

Ya desde el título y mirando los nombres de los líderes, uno espera un espectacular encuentro, un choque de trenes entre dos grandes clásicos de las baquetas. Sí. Pero todo se queda en un choque de tres minutos y medio en el que ambos bateristas miden su potencial. Lo sé. Es genial, pero sólo dura tres minutos y medio. En un concierto de hoy en día duraría quince o veinte. Eran otros tiempos.

Eran los tiempos del Jazz At The Philarmonic, aquellos conciertos que organizaba Norman Granz en el Carnegie Hall de NY. Grandes figuras del jazz en un escenario “para todos los públicos”. Este, en particular, contiene cinco temazos a cargo del trío de Gene Krupa, incluyendo Idaho, donde, si no has escuchado a Krupa, ya comienzas a vislumbrar quién es el líder oyendo sus intervenciones o los gritos femeninos entre el público durante sus solos; Flying home, un temazo que va creciendo y volviéndose salvaje y en el que Willie Smith está enorme, lleno de swing, magistral; o Drum boggie, lleno de resonancias del tiempo de los clubs...

Genial, incluso se perdona el sonido algo deficiente de la grabación, pero lo peor es que son sólo 36 minutos de jazz, una duración que era normal en un LP de los años 50 pero que ahora le deja a uno con las ganas. Y eso que para llenarlo se han tomado temas de los dos conciertos que celebró Gene Krupa aquel 13 de septiembre de 1952 en el Carnegie. Los dos temas que completan el disco son la famosa “batalla de baterías”, un par de temas en los que se le une Buddy Rich. En el primero, titulado The drum battle, Krupa y Rich explotan todas las posibilidades de sus instrumentos en unos explosivos tres minutos y medio. El público acompaña, aplaude, grita, ruge. El tema es impresionante. Grandioso pero breve. ¿Lo bueno si breve...? No sé. La cosa termina con el tema Perdido, que enlaza con el anterior y en el que aparece otra formación, una big band: Ella Fitzgerald (voz), Oscar Peterson (piano), Ray Brown (bajo), Barney Kessel (guitarra), Charlie Shavers y Roy Eldridge (trompetas) y los saxos Benny Carter, Flip Philips y Lester Young. No se puede pedir más calidad. En cuanto a la cantidad, alguien me ha soplado que hay un disco de Gene Krupa y Buddy Rich con 70 minutos...

Aquí os dejo la famosa batalla. Apunto para un próximo capítulo: Rich versus Roach.