¿FUSIÓN = ESTERILIDAD?

ACORDES Y DESACUERDOS (V)

Como siempre, dejamos los acordes en el aire, para que suenen con su propia voz. Ustedes ponen los desacuerdos.

Palabras de Wynton Marsalis, purista militante:  

«[...] La denigración estética del jazz comenzó cuando figuras capitales del jazz comenzaron a hacer los locos y a embaucar a quienes les escuchaban. En lugar de perfeccionar y elaborar los elementos integrales de su idioma, esas figuras diluyeron la sustancia de su arte en nombre de la expansión. Esta disolución resultó de una combinación de arrogancia, ignorancia y oportunismo de tan abominable determinación que amenazó la esencia de un arte musical tan profundo que su surgimiento había redefinido la historia de la música de una forma tan distintiva como el cubismo redefinió lo que todos conocemos como artes plásticas. La mayor parte de esa voluntad de diluir una forma de arte vital vino de la creencia sostenida tanto por el Tercer Reich como por Henry Ford: que la Historia es una sandez y que puede ser ignorada en la búsqueda de metas puramente personales que no ofrecen iluminación a través de la experiencia sino más pruebas de la capacidad humana para la corrupción.
»Pero la sustancia del arte no es cultivar sino combatir la corrupción. Como Ralph Ellison ha apuntado, el arte es un aspecto sustancial de la moralidad. Consecuentemente, el músico que ofrece al inocente y anhelante espectador un artefacto de sonido que no muestra respeto alguno por el arte y la tradición está siendo más que un inepto, más que un traidor; este músico está corrompiendo activamente la sensibilidad del público que escucha. Y, como probó el Tercer Reich, determinada corrupción puede llevar a hechos catastróficos.

»La corrupción que empezamos a ver tras la mala interpretación de las innovaciones de Ornette Coleman, y después de que músicos de jazz hambrientos cayeran ante el éxito de los grupos de rock ingleses, dio como resultado un culto fraudulento a lo primitivo por un lado y a un diálogo musical, igualmente falsificado, con pasiones adolescentes conocidas como jazz-rock, ahora jazz “progresivo”. El culto a lo primitivo desdeña la técnica instrumental, el conocimiento armónico, el estudio específico de las formas occidentales y de otros idiomas que ellos fingen, bajo la vapuleada bandera de la “world music”, haber incorporado a lo que ellos llaman arte. Lo que distingue este culto no es la innovación sino la indiscutible incapacidad para interpretar a un nivel profesional en ninguna situación de jazz más que en la excéntrica esquina en la que ellos mismos se han retratado con éxito en los últimos veinte años. Los proveedores de este jazz “progresivo”, de jazz–rock, muestran una peculiar androginia estética que tiene una cosa en común con los hermafroditas: la esterilidad [...]»

Wynton Marsalis
* Traducido del prólogo de The Illustrated Encyclopedia of Jazz de Brian Case, Stan Britt y Chrissie Murray (Tiger Books, Londres, 1986)