ACORDES Y DESACUERDOS

Ah, el jazz.....

Paradójico. Llevo unos días sin conseguir que el navegador de internet responda a mis clics y hoy que puedo no me apetece escribir. Hay días que me apetece y otros me siento vago y leo, sólo leo. Esto hace que se me queden pegadas ideas ajenas que, con el tiempo, se convierten en estribillos saltarines que nadan en escorrentías de mi cabeza con divagaciones que nunca conducen a nada.

Así que hoy mejor os presto unas cuantas de esas frases, a ver si con esta generosidad interesada me deshago de algún pensamiento superfluo y, de paso, me ayudáis a despejar la incógnita: qué hay de cierto y qué de especulación en estos pensamientos.

I
La primera frase que cuelgo es una de mis preferidas. Es de Miles Davis, claro: “El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos”. ¿Quién da más?

II
Otra frase, ésta de Carlos Santana: "El rock es una piscina. El jazz es todo un océano". Esta explicaría por qué nunca tendré una colección de jazz decente (ni suficiente).

III
Esta la he sacado de la biografía de Bill Evans, pero la frase se atribuye a Art Farmer, quien, al parecer, dijo que “el final de los años 50 y principios de los 60 fue el momento de máximo esplendor del jazz”. Pensad los nombres, pensad. Yo creo que sí, pero todo se puede discutir.

IV
Una más, una frase de Woody Allen en Sueños de un seductor (1972), pensando qué disco poner para impresionar a una chica: “Ahora he de tomar una decisión importante: ¿Me decido por Oscar Peterson o el Cuarteto de Cuerda número 5 de Bartok?”. Podríamos empezar a discutir sobre clásica y jazz...

V
Por último, pero no menos sangrienta, una frase de Bill Evans, que se pasó la vida teorizando, investigando y trabajando para mejorar su estilo y, sin embargo, dijo: “Me saca de quicio que la gente quiera analizar el jazz como si fuera un teorema musical. No lo es: es sentimiento”.

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Las fotos, por cierto, son de Herman Leonard: Dizzy Gillespie en 1948 y Chet Baker en 1965.